El calor propio de esta estación convierte las plagas en uno de los problemas más importantes de nuestros cultivos. Aunque hay muchas más nosotros nos vamos a centrar en tres de las más comunes de esta estación: los pulgones, las cochinillas y las arañas.
Pulgones: Los áfidos son una de las plagas que más se deja ver cuándo empieza el calor. Estos pequeños insectos ocasionan considerables daños en muchos cultivos ya que por sus picaduras se producen enrollamientos de las hojas de brotaciones jóvenes que quedan atróficas. Además de estos daños directos realizan otros indirectos al ser vectores de virus y otros agentes nocivos.
Según el género y especie, los pulgones tienen diferentes colores; negro, amarillo, verde y sus tamaños pueden ser también muy variados. Sus patas son largas y finas, tiene dos antenas y forma de pera. El pulgón vive de forma masiva formando grandes colonias y producen una melaza pegajosa.
Cochinillas: Constituyen una de las plagas más serias e importantes de muy variados cultivos, tanto por los daños directos infringidos al fijarse en hojas, ramas y frutos clavar su pico articulado y alimentarse de la savia del vegetal, como por los indirectos a consecuencia de la segregación de la melaza que es un excelente caldo de cultivo tanto para hormigas como para el desarrollo hongos.
Ácaros: La mayoría de ácaros y arañas crecen en climas cálidos, secos y se reproducen rápidamente. En muchas ocasiones se identifican por las manchas o puntitos plateados en las hojas y en infestaciones severas ocasionan defoliación.
Muchos ácaros y arañas producen telaraña, que frecuentemente se ve en el envés de las hojas, en casos graves invaden distintas partes vegetativas del cultivo, como las hojas, tallos y flores.